22 abr 2010

Recuerdos de la cerveza

Por: Joaquín Fernández Moreno

Mire que hace rato que los cubanos consumen cerveza “Bavaria”, tanto enlatada como embotellada. Sin embargo, hace unas horas conocí a través de una información de soslayo, que esa marca se presentaría al mercado holguinero, quizás sin el temor de que quienes la probaron primero, deban comenzar ahora de nuevo, para traer al presente el sabor o el sinsabor de la infusión mágica.

Mas, no espere un comercial sobre la holandesa “Bavaria”, sino breves remembranzas de aquel oso blanco, de patas juntas y cuello erecto en las etiquetas de la “Polar”, o el clásico chiste acerca de un prominente anunciador y locutor cubano, que al promover por televisión, y en vivo, las bondades de la “Hatuey”, la Gran cerveza de Cuba, tuvo que ingerir, sin inmutarse ante la tele-audiencia, medio vaso de espumoso orine que sus traviesos compañeros de labor previamente le traspasaron.

Se pierden, memoria atrás, cuanto letrero le echó manos la “Cristal”, para llegar a ser “clara, ligera y sabrosa” primero, y “la preferida de Cuba” después. No hay pueblecito de campo en Cuba, o serial de televisión sobre la época, que no muestre en sus escenografías, algún que otra gráfica del apetecido líquido, aunque en las zonas rurales sus seguidores llegaran a beberla “al tiempo”, frente a otros lugares donde sí poseían equipos de refrigeración, que funcionaban mediante el keroseno, y se ofertaba, junto a otras marcas, a través de la botella completa, la mitad, e incluso quienes preferían solo medio vaso, de esa forma, y por cinco centavos, se la colocaban en las entradas mismas del paladar.

Quizás porque resultara muy costoso el envase, pero en cierta época en Cuba la cerveza llegó a comercializarse en recipientes de barro, creo que nombradas canecas, (actualmente se le nombra así a un envase plástico que asimila media botella de cualquier líquido), sin embargo, en los tiempos que corren, en el trasiego de la cerveza predominan el termo, ubicado sobre cualquier vehículo motorizado, bautizados popularmente como “pipas”, y estos recipientes, excepto en los velorios, se han convertido en personaje protagónico de verbenas, carnavales, desfiles, actos y celebraciones de todo tipo. Si su presencia falta, entonces tales acciones se evalúan como incompletas.

Hoy a través de botellas, laticas, a granel o dispensada en contenedores, las holguineras “Mayabe”, “Cristal”, “Bucanero” o “Cacique”, con variantes en su volumen de alcohol, enorgullecen por su calidad a nuestros cerveceros, al igual que contar con un burro que la consume, como sus antecesores, con la fruición de los humanos, especialmente acompañada de chicharrones de cerdo.

Por lo general, en los servicios gastronómicos de esta oriental provincia cubana, como en las restantes, la cerveza se ha convertido por derecho propio en la anfitriona y recepcionista, en el anzuelo que abre las puertas de los establecimientos y del paladar para pescar un buen rato, aunque ahora nos “presenten” a la bienvenida “Bavaria”, como si jamás le hubiéramos dispensado un sediento beso en plena boca.

(La Bavaria es una de las cervezas extranjeras más antigua en el mercado cubano. Esta publicidad apareció en una revista turística nacional en el año 1995).

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