El arte de la cerveza: Cervezas españolas: Moritz, ¿Productes de la nostra terra?

Por Yordanis Ricardo Pupo
Fotos: @yricardo (si no se indica lo contrario)

Una Moritz navega por el litoral barcelonés

Como a muchos consumidores españoles, me ha sorprendido la noticia de que la cerveza Moritz, todo un símbolo de la ciudad de Barcelona y del independentismo catalán, no se fabrica allí, sino en Aragón, en las instalaciones de La Zaragozana.

Y es que tanto la fábrica aragonesa (productora de la cerveza Ámbar), como la que existe en la Ronda San Antoni de Barcelona, son propiedad de la familia Roedrich, herederos de Louis Moritz Trautman, quien en 1856 fundó la marca que lleva su apellido.

Louis llegó a Barcelona desde Alsacia en 1851, como muchos otros (el fundador de la Damm entre ellos), huyendo de la guerra franco-prusiana. Cervecero de profesión, empezó trabajando como director de una cervecería de la ciudad.

Familia Moritz. Archivos Moritz

En 1856 se independiza y compra una fábrica, ubicada en El Raval. Tras el éxito de ventas de esos años, en 1864 inaugura la que, en su momento, sería la más moderna e importante de España, en la Ronda Sant Antoni, esquina Casanova.

En 1905, la factoría es arrendada a Ernesto Petry; más tarde la producción vuelve a manos de la familia Moritz y, en 1920, cuando fallece su fundador, sus sucesores consolidan la empresa bajo la forma de Sociedad Anónima y hacen grandes inversiones en infraestructuras y remodelaciones técnicas, que triplican la capacidad de producción de las variedades Epidor, Negra y Evinius.

Foto: archivo Moritz

En 1927 participa en la Exposición Universal y en la Segunda República ya controlan el 34% del mercado catalán, aumentando sus ventas de manera constante.

Durante la Guerra Civil la fábrica se colectiviza. Al finalizar, los Moritz la recuperan y mantienen su producción y la marca, a la que añaden la variedad Pilsen.

Foto: archivo Moritz

En los sesenta se fusiona con Lamot, creando la sociedad Cervezas Barcelona S. A.; Lamot pertenecía a un grupo belga que tenía su fábrica en Parets del Vallés, y la producción se trasladó allí; la nueva empresa tiene entre sus socios a Banca Catalana, que acabará controlando el accionariado, cuando la familia Moritz decide vender su participación.

Algunas etiquetas de esa época anuncian que la cerveza está hecha en Barcelona y Zaragoza, por lo que se debió fabricar también en la capital aragonesa (quizás prediciendo su futuro).

Foto: archivo Moritz

En 1978 la empresa cierra su fábrica y la producción se extingue. Dos años después los Roedrich recompran la marca, que queda en el olvido hasta 2004, cuando una nueva generación de la familia la recupera y la convierte en la marca de cerveza en activo más antigua de España.

El regreso se hace por todo lo alto, elaborando una excelente cerveza que está penetrando con fuerza en el mercado, aunque tienen que recurrir a La Zaragozana para la fase industrial.

Además, recuperaron la antigua fábrica en la Ronda San Antoni, como espacio cultural y museístico. El local recuerda la cervecería Moritz de 1897, que gozó de gran prestigio a inicios del siglo XX y fue por muchos años la sede social del F. C. Barcelona.

Invirtieron 30 millones de euros en este complejo de 4.500 metros cuadrados (renovado por el famoso arquitecto Jean Nouvel), que alberga una microcervecería (una de las más grandes de Europa), centro de degustación, museo, tienda (M-Store), horno de pan, quiosco de prensa y la sede central de la compañía.

Lo abrieron en 2011, y cinco años después es un lugar de culto para los amantes de la cerveza en la ciudad condal, por su excelente cocina catalana y alsaciana, y su cerveza fresca sin pasteurizar, elaborada in situ.

Y este 2016 la novedad es “Louis 1856”, un restaurante gourmet en el sótano del edificio, bajo la dirección del chef con Estrella Michelin Jordi Vilá.

En este intento de recuperar el patrimonio arquitectónico de la ciudad y crear espacios culturales y gastronómicos, Moritz ha invertido en dos locales históricos: “El Velódromo” (2009), espacio mítico de encuentro de los intelectuales de la ciudad, en la calle Muntaner y “El 300 del Born” (2013), en el antiguo mercado de ese barrio barcelonés, cuya extensa carta se acompaña con una cerveza exclusiva: Barcelona Born 17.14.

Moritz logró en 2014 una facturación de 15,6 millones de euros, lo que implica una ascensión del 17%, aunque algunos medios apuntan a un déficit en su gestión y pérdidas de más de 3 millones.

Moritz se abre paso entre
los grandes cerveceros españoles

La firma está presente sobre todo en bares y restaurantes de Barcelona, donde se ha hecho con un cupo de mercado del orden del 10%. En el conjunto de Cataluña ronda el 5%. Todo un éxito, pues compite duramente con los tres grandes del sector en España (Heineken, Mahou-San Miguel y Damm).

Parte de ese éxito se debe a la diferenciación de la marca con los productos de la competencia: en su fabricación utilizan solamente agua del manantial Font D’Or, situado en el macizo del Montseny-Guilleries, propiedad de Vichy Catalán. Además, su cerveza es más aromática, pues no utilizan extractos de lúpulo, sino infusión de sus flores (de la variedad checa Saaz, la más cara del mundo).

Moritz está presente en más de 25 países, entre ellos Reino Unido, Estados Unidos, Australia, Japón, Nueva Zelanda y Cuba (algo que en mi último viaje a la isla caribeña no pude comprobar, a pesar de haberse anunciado en la prensa a principios de 2015).

Sin embargo, en el resto de España casi no se conoce y quienes la consumen se enfrentan a ser considerados “catalanistas”, por la relación de la marca con el independentismo, cosa tonta, pues aunque solo sólo imprimen sus etiquetas en catalán y siempre sacan botellas felicitando la Diada, el hecho de producirse en Aragón ya anula toda declaración de intenciones “nacionalistas”.

Este 2016 Moritz cumple sus 160 años. Lamentablemente, ya no vivimos en Barcelona y no podremos celebrarlo junto a ellos, con una jarra de Epidor fresca y un buen plato de tartiflette alsaciano, pero como buenos amantes de la cerveza, saludamos su regreso, el éxito de estos años y su futura expansión como producto de nuestra tierra española.