7 jul 2014

¿La cerveza está caliente? ¡Enfríala en tres minutos!

Tomado de: www.letsbeer.com
Fotos: @yricardo

No eres el único al que le ha pasado, así que no hace falta que des cabezazos contra la pared. Simplemente, ten presente este truco (llamémosle más bien experimento) para enfriar tu cerveza en solo tres minutos. Parece magia pero es… pura química. Rápido, consigue hielo abundante, agua y sal y sigue estos pasos:

 • Mete la lata o la botella de cerveza en un recipiente grande. 
• Cúbrela con hielo y agua. 
• Añade una taza de sal por cada kilo y medio de hielo. 
• Espera. Tendrás tu cerveza fría en un intervalo de entre tres y cinco minutos. 

 ¿Quieres acelerar más el proceso? Mete el hielo con un poco de agua y la sal en una bolsa de conservación de alimentos y frota la superficie del envase con la bolsa. ¡Utiliza guantes protectores para no quemarte con el hielo!

La explicación 

Tal vez no te conformes con saber qué hacer para enfriar tu cerveza. ¿Quieres saber por qué pasa? Los líquidos se congelan a diferentes temperaturas; mientras el agua lo hace a 0ºC, el agua salada necesita más calor para solidificarse. Por eso, para evitar que ante una nevada las calles se cubran de hielo, se echa sal.

De la misma manera, tú has añadido sal al hielo y al agua del recipiente. Para disolverse, la sal necesita calor, y como todo a su alrededor está frío, lo coge de la energía térmica de la lata o la botella de cerveza caliente. 
Así, tu cerveza deja de estar caliente y absorbe el frío de los hielos que, gracias a la sal, se están descongelando. En resumen: el calor del envase se traslada a los hielos y el frescor de los hielos, a tu bebida. La sal es el vehículo que permite acelerar el proceso y tú has provocado una reacción endotérmica, muy habitual en la naturaleza. Eso sí, lo has hecho de forma casera.


Este experimento funciona para enfriar cerveza, pero también para enfriar cualquier otro líquido. Sin embargo, solo es realizable con latas y frascos o botellas de vidrio, ya que otros envases (de cartón o plástico) no transmiten la temperatura con tanta facilidad. El proceso se alargaría y los hielos acabarían deshaciéndose sin haber conseguido enfriar el envase.

Es recomendable realizar el truco en un ambiente frío, como por ejemplo en una nevera o en una hielera portátil. Si se hace al aire libre, con una elevada temperatura exterior, el hielo absorbería el calor del ambiente y no enfriaría la cerveza.

El agua que cubre la cerveza y los hielos es importante, porque garantiza que el intercambio de temperatura se produzca de manera uniforme. Sin embargo, si no tienes nevera o hielera portátil donde hacer el experimento, no la añadas, porque acabarás con hielos derretidos y, por tanto, demasiada agua. También tendrás unas cervezas tibias que, en lugar de absorber el frío del hielo, habrán cogido el calor del aire del entorno. Para que esto no te pase, si el entorno es cálido, en lugar de poner agua aumenta la proporción cerveza-hielo.