22 oct 2009
Cervezas de Cuba: Cristal como el cristal
Por Joaquín Fernández Moreno
¡Cómo pasa el tiempo! En mayo pasado se cumplieron 80 años de haberse fabricado la primera cerveza Cristal en Cuba. Conocida desde entonces por el eslogan publicitario “Clara, ligera y sabrosa”, ha llegado hasta nuestros días identificada con toda razón como “La preferida de Cuba”.
Lo que no todos saben es que la tradición productiva de esa bebida en la oriental provincia de Holguín, actualmente revitalizada en la Cervecería Bucanero S.A., cayó en manos de indudables maestros como José García de la Cruz o Germán Guerrero Batista, dominadores a pie firme de la fórmula para entregar un sorbo superior como la “Mayabe”, lo mismo enlatada que embotellada, fieles defensores del orgullo holguinero de fabricar aquí las mejores cervezas del país.
Quienes disfrutan hoy en todo el país, en la red de comercios, cafeterías, hoteles y cuanto sitio de interés turístico y cultural existan, de la “Cristal”, “Bucanero”, en sus diferentes denominaciones, hasta la propia “Mayabe”, maltas y vinos de diverso tipo, apenas conocen o recuerdan de dónde proviene la providencial agua utilizada en el ininterrumpido proceso de la gigantesca instalación, gracias a una conductora tendida desde varios kilómetros de distancia, a partir de pozos y una estación de bombeo montada en las proximidades del central azucarero Antonio Maceo, en el vecino municipio de Cacocum.
Un poco más de la mitad de la cerveza nacional que se embotella y enlata en Cuba, y se expende en las instalaciones turísticas, provienen de la emblemática fábrica holguinera, la cual entrega miles de hectolitros anualmente para cubrir en parte la demanda de la red gastronómica del país, a partir del montaje de una moderna tecnología y el empleo de una fuerza laboral joven y altamente calificada, donde lo mismo se obtiene la bebida para distribuir a granel, enlatada, embotellada como en dispensadores metálicos.
Como el ambiente es de brindis por el sello de cubanía de la “Cristal” en su aniversario 80, y por todas las demás cervezas elaboradas por las amorosas manos de los holguineros, vienen ahora a la mente los nombres de José Cuadrado y Joaquín Vidal, funcionarios de la entonces Empresa de Bebidas y Licores, encargada de la importante inversión, del ingeniero con un permanente casco blanco en su cabeza y una sonrisa en los labios mientras duró la tensa y dura construcción, y cuyo nombre no acude ahora a mi mente, y de Miguel Cano Blanco, dirigente partidista de esa época en la provincia de Holguín, quien no escatimó desvelos para llevar a vías de hecho esta perla fabril, gracias al empeño en la cual pusieron su grano de sudor cientos de constructores de diferentes empresas, organizaciones sociales y la población, que en su momento empuñó palas y vagones para apoyar su complicada edificación.
La premura por poner a disposición de los lectores estas líneas, apenas me ha permitido consultar documento alguno sobre la historia cervecera de Holguín en los últimos 19 años, y mucho menos de los inicios de la producción de “Cristal” en Cuba, sin embargo, el haber tenido el privilegio de reportar el nacimiento de la Cervecería casi desde el momento en que solamente se le imaginaba en planos, o de las agotadoras jornadas para dejar listos sus cimientos, o para trasegar los inmensos silos de maduración de la cerveza mediante enormes rastras por carretera, me permiten sumarme al regocijo que ahora se respira, y al homenaje que tanto se han ganado los artífices de tamaña obra.
Por eso, más que el antiguo eslogan “cristalero” de Clara, ligera y sabrosa, o el actual de “preferida de Cuba”, más vale despojarse del sombrero ante quienes complacen el paladar de muchos, desde la más complicada hasta la más simple de las ocupaciones en la cervecería Bucanero SA, y mucho más que eso, contribuyen cotidianamente a entregar con orgullo, su amor y su arte, al patrimonio cultural de los holguineros.
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